Sobre “La uruguaya” de Pedro Mairal Todos los veranos, la misma historia. Nunca sé (ni lo pretendo) por qué elijo las lecturas que me van a acompañar en las vacaciones. En este caso, era el único libro de Mairal en mi biblioteca. No lo había leído nunca, así que estaba, como quien dice, totalmente virgen de él. De su estilo. De su escritura. Y la palabra no es inocente. Porque la novela tiene un alto matiz sexual, algo con lo que no había imaginado encontrarme. “La uruguaya” es una historia (en estricta primera persona, a cargo de Lucas, el protagonista) de amor y de desamor, de un matrimonio y de una separación, de un padre y de su único hijo de cuatro ó cinco años, de la crisis de los cuarenta en hombres y mujeres, de metidas de cuernos, de literatura, podría ser un poco un thriller, también, bien mirado…La historia del “burlador burlado”, del que “va por lana y sale trasquilado” y algunos otros lugares comunes. Con la salvedad, claro está, de que la manera en la que narra Mairal dista mucho de encontrarse entre lo remanido, lo trivial, lo visto o leído otras veces. De modo tal que, entre que no es una novela muy larga (167 páginas, casi bocha para “nouvelle”), la urgencia que me producía la historia y saber adónde iba a parar el escritor cuasi maldito, Magalí, y esos dólares teñidos de mala onda desde el principio, me la deglutí en muy escaso tiempo. Casi, casi, como las diecisiete horas durante las cuales transcurre realmente (¿realmente?) la novela. Por supuesto, queda todo por contar. Porque para eso, se las estoy recomendando. Silvina Rodríguez ENERO 2017

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